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Crecer es poder decir adiós


Comenzaré contigo Medellín. Una ciudad que me abrió las puertas el pasado 10 de Julio, esa a la que no es fácil escribirle esto. Intento hacerlo lindo, organizado, poner mis pensamientos quietos un rato para poder descifrarlos y siento que no la logro. Me va a costar irme de aquí, alejarme de un círculo maravilloso de personas, proyectos, lugres y momentos que me han abrigado el corazón y el alma en este año. Me cuesta pensarlo y dejarlo a un lado porque ésta vez, a diferencia de la primera vez que cogí un avión para vivir una experiencia totalmente ajena a mi, me iba deseosa de irme y de probar nuevas cosas mientras huía de algo que sentía vació adentro. Huir para crecer, puede parecer cobarde pero requiere todo el útero del mundo. Hoy no me voy huyendo de nada, pues aquí encontré todo lo que podría necesitar. Gente que me deja sin palabras, que me llenó de amor, confianza, sabiduría, abrazos, buenas rumbas y un millar de risas; una ciudad que me demostró que la resiliencia y el trabajo en conjunto si se puede y vale la pena; una muy lejana a los regionalismos que me abrió los ojos y los brazos para construir de la mano de paisas, rolos, costeños, extranjeros y en fin, una ciudad y un país mejor para muchos a quienes les ha faltado todo. Gracias a todos los que creyeron y siguen creyendo en que mis aportes a sus proyectos son valiosos, gracias por haberme permitido crecer de su mano. A los muchachos LIM, a los de Corpo, a mis Guerreras, a mi Casa Bolivar, a Manila, a las Mierda Culo, a Supía y a Planeta Estrella, a las veredas de Caldas y Risaralda, a todos me los llevo profundamente en la cabeza y el corazón, segura de que cada cosa que de su mano aprendí, va a servirme para aplicar en esta nueva etapa que ahora se abre.

La gente siempre tiende a creer que uno tiene que despedirse el día antes de realmente irse y yo no puedo estar más en contra. Uno tiene que despedirse mucho antes, para hacer conciencia y disfrutar realmente, a conciencia pura que las cosas van a cambiar. Toda finalización de algo es un duelo, un proceso en el que las cosas como uno las conoce, se acaban, se transforman. Así que yo hoy, le comienzo a decir adiós a mi Medallo bonito, a mis amigos y a mis proyectos; nadie nos ha enseñado a dejar ir las cosas, uno no se va de un día a otro. Uno comienza a irse desde que soñó con otros horizontes. Yo tengo un pie al otro lado del charco desde que arranqué la búsqueda de mis estudios, ahí una partecita mía (chiquita) ya se había ido, ya estaba allá soñando, mirando, imaginando, estudiando; mientras la de aquí se da golpes contra el mundo descifrando los pasos a seguir.

Hoy voy comenzando a despedirme con mucho amor y también con un miedo enorme… uno que me come viva de pensar el futuro de ese país al que tantos le estamos apostando desde la fé, la cooperación y las nuevas oportunidades. Uno que se cansó de vivir en guerra y quiere deseosamente entender otras formas de ser, de vivir, de convivir, de arreglar nuestros conflictos, de aprovechar nuestros recursos y de expresarnos. Hoy mi gente, esa con la que he trabajado en este tiempo me demuestra que las cosas quedan en buenas manos, que puedo y debo irme tranquila porque lo que hemos construido solo tiene potencial de crecer y ser enorme. Una de las personas más importantes que se me ha cruzado por la vida me dio la lección de vida más valiosa que existe… toda persona en la vida de uno es un proyecto sin terminar, todos llegan a uno para aportar a un proceso en construcción y el amor se basa en la libertad. Hay que dejar ir para crecer, desprenderse para madurar y correr para ser libre. No hay nadie que sea indispensable en la vida de nadie y si alguien elige estar en su vida de la forma que sea, ese momento en que estén juntos, es el mejor regalo que le pueden dar porque el tiempo es lo único que no se recupera. Medellín, a mi manera, la que me permití conocer resume el mundo en el que quiero vivir. Cuando uno ve las noticias o las redes sociales con tanta destilación horrible de odio y resentimiento, no me abunda otra cosa que el desasosiego, mas cuando me reúno con mis equipos de trabajo, con mis amigos y mi gente entiendo que hay un realidad paralela llena de esperanza y de cosas posibles. Ustedes son jodidamente inmensos, increíbles e infinitos. Gracias a todos, a ustedes vuelvo sin lugar a dudas.

<3


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